martes, 29 de septiembre de 2009

45 horas sin tí...

Y ni siquiera sé si te echo de menos. No, no lo sé. Hay momentos en los que no puedo dejar de pensar en tí... y otros en los que desearía no haberte conocido...
Tengo recuerdos tan nítidos de nuestra vida en común, que me parece que si cierro los ojos vas a aparecer aquí a mi lado llenándome por completo como has hecho durante los últimos 20 años...
Realmente no sé si lo que me dabas era bueno, si esos pequeños y efímeros momentos de engañoso placer, eran algo real ó algo imaginado por mí. Si esos momentos de ansiedad que sólo tú conseguías calmar eran ciertos... ya no lo sé. No sé si eras tú el que me calmaba, ó era debido a tí que estaba constantemente alterada. No sé. Siempre alerta, desando más y más, apenas consciente de que dependía de tí para todo... para serenarme, para relajarme, para darme ánimos a mí misma, para controlar el aburrimiento, para sentirme importante y especial...
Sin poder prescindir de tu presencia, de tu calor, de tu seguridad, de tí, en definitiva. Tú, al que me había acostumbrado a sentir y ver cerca de mí a todas horas, desde que abría los ojos por la mañana, hasta que el sopor invadía mis cansados miembros por la noche. Siempre ahí. En mi dormitorio, en mi cocina, en mi salón, en mi baño, en mis salidas nocturnas y en mis reuniones familiares... conmigo a todas partes, mi fiel compañero...
Mi amigo...
Tú que siempre has estado ahí, aliviándome y matándome al mismo tiempo.
Sí, matándome lentamente... dejándome depender absolutamente de tí aún a sabiendas de que no eras bueno para mí... de que me estabas dañando y perjudicando, haciendo que mi vida se convirtiese en un infierno... en una vida esclava de tí... eso es lo que pretendías: mi esclavitud.

Hace 45 horas he decidido dejarte, he decidido que tú y yo ya no somos compañeros de fatigas y de placeres. Que ya no somos uno. He decidido que puedo vivir sin tí. Que puedo y que quiero. Ya no puedes hacerme daño, porque he decidido no permitir que vuelvas a hacerlo. He decidido que ya no vas a volver a matarme...

Adiós...

7 comentarios:

  1. El paso peor, ya lo has dado, ahora queda tu valentía, tu fuerza, no necesitas a nadie para caminar, para sentir, para vivir...Sabes? Tu lo vas a conseguir.Un beso valiente.
    Yo ultimamente estoy mas enganchada que nunca.

    ResponderEliminar
  2. Es una autentica carta de amor. Que curioso ¿no?

    ResponderEliminar
  3. Ay el puñetero tabaco!!! Y yo pensando todo el rato, de quien habla?? jajaja, por cierto un texto muy bueno, y ya sabes ánimo, muaaakss

    ResponderEliminar
  4. Pues animo.

    Voy a ser malo, jo piensa cuantas familias viven del tabaco, niños que sus padres pueden ir al paro si cierran la fabrica, niños que sus papas tienen un estanco, niños que sus papas son los mecanicos de las maquimas de sacar tabaco....joder que os cargais el sistema....fumar mucho....pero no me jodais con el humo....

    Un abrazo de uno que no fuma.

    ResponderEliminar
  5. No he fumado nunca, asi q no se q es lo q te espera pero bueno lo importante es q lo has decidido y el paso esta dado...Un besanmarragakako y mucho animoooo

    ResponderEliminar
  6. ¿¿¿De verdad??? No me lo puedo creer, pero me alegro mucho... Siempre he pensado que "esas amistades" no son buenas. Ya han pasado muchas horas más, espero que no te hayas rendido.
    Muuuuchos animos y muchos besos.

    ResponderEliminar
  7. Animo guapa!!! verás como si persistes (que seguro es muy dificil para los que llevan años con ese "vicio") verás los efectos positivos. Un besote nena, y gracias por tus coments! soy sirena, si, jejeje. por ahora, jejeje. Besitos!

    ResponderEliminar