jueves, 20 de septiembre de 2012

Los cambios de estación

Leyendo el título me acabo de dar cuenta que quizá penséis que hablo de bajarme de un tren y de coger otro... Pero no, no es eso.
Cuando era pequeña, recuerdo que los cambios de estación se manifestaban por la temperatura del agua con que mi madre me dejaba lavarme la cara por las mañanas. Sí, quizá suene raro, pero así era. Así sabía yo cuándo se acababa el verano y empezaba el invierno, ó cuando se terminaba el invierno y empezaba el verano. Para mí, lo del 21 de septiembre, ó lo del 21 de junio no tenía significado alguno. Lo único que tenía claro, era que cuando mi madre anunciaba: Ya te puedes lavar la cara con agua caliente, que hace fresquito, es que había llegado el invierno, y que cuando decía: Ya puedes lavarte la cara con agua fría, que hace calor, es que era verano. Así de sencillo.
Supongo que me duchaba por las noches, y que por la mañana sólo me lavaba la cara antes de ir al colegio, porque no tengo más recuerdos que los de inclinarme sobre el lavabo (aunque supongo que por aquel entonces me ponía de puntillas para llegar más fácilmente), esperar a que mi madre abriese el grifo correspondiente y hundir las manos en el agua caliente (invierno) ó fría (verano) y laverme la cara con fruición. No siempre estaba de acuerdo con la temperatura elegida por mi madre, eso sí lo recuerdo. Había días en los que deseaba que el verano no hubiese llegado tan pronto, y con él el agua fría; yo por mi parte hubiese seguido un par de semanas más lávandome con agua calentita. Eso sí, cuando llegaba el invierno era genial, porque mi madre, igual de friolera que yo, consideraba que el agua caliente se podía empezar a usar ya casi desde septiembre... mmmm. 
Visto en retrospectiva, para mí no había ni primavera ni otoño, pero ¿a quién narices le importaba?

Ahora, más de treinta años después, ya no sigo ese ritual, casi lo había olvidado, no sé porqué me vino a la cabeza hace un par de días, y aunque ahora ya no me ducho por las noches, sino que lo hago por las mañanas, y lo de lavarme la cara cuando me levanto ya no tiene sentido, esta mañana (después de haberme duchado) he ido al lavabo, y ya sin necesidad de tener que ponerme de puntillas, he abierto el grifo, me he inclinado y me he lavado la cara... 
¿A qué no sabéis qué grifo he abierto?

4 comentarios:

  1. No me digas que ya has abierto el grifo de agua caliente...pero si todavía hace calor muchacha. Y te voy a decir una...a mi me pasa lo mismo. Aunque yo siempre abro de de agua fría por muy congelada que venga en invierno ;-)

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  2. Jejeje, pero qué valiente que es mi CC!!! como bien has supuesto ya ya estoy con el del agua caliente!!!

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  3. Almagriss hermosa que suerte volver a tenerte con tus relatos, en esta época en que todos nos fuimos y muy pocos volvimos.Alma sos de las estoras que siempre extrañe estoy feliz con tu regreso.

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  4. y saca eso, que se vuelve complicado para comentarte!

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