Siempre desayuno en la misma cafetería mediocre, de esas de barra de madera llena de muescas, con el suelo lleno de colillas y servilletas de papel arrugadas, una cafetería (se merece bastante más el título de bar) donde todas las mañanas acuden los mismos parroquianos: el matrimonio extraño, el señor de la gorra, dos amas de casa con zapatillas (a lo mejor me cuelo y son abogadas en su hora del café), el señor mayor que siempre lee el periódico al revés (empieza por la última página), la parejita de yonkies de pupilas dilatadas, la anciana de piel morena y apergaminada... y yo.
El ritual
Almagriss: -Buenos días, lo de siempre...
Matrimonio extraño: -Buenas...
Señor de la gorra: -Buenos días guapa.
Anciana de piel morena y apergaminada: -Buenos días hija.
Los demás ignoran mi saludo.
Llega mi café (cortito, con leche templada y sacarina), servido por el camarero sin nombre, de pelo negro y bigote blanco. Lo remuevo pensativa (pienso demasiado).
-Niña, la señora Rosa te llama -oigo a mi lado la voz del marido del matrimonio extraño.
Me giro hacia donde él me indica y veo a la anciana de pergamino llamarme por señas. Me acerco con mi sonrisa de los domingos pintada en la cara.
-Dígame, señora Rosa (ahora sé su nombre)
-Se te ha descosido el bajo del abrigo, déjame que te lo arregle -susurra con su voz acartonada. En su mano derecha, una mano huesuda, casi transparente y surcada por venas de color lila, veo un imperdible de color dorado.
Antes de poder responder la frase de rigor, algo así como no se preocupe, no importa, ella ya se ha agachado y me ha hecho darme la vuelta mientras trastea con el borde de mi abrigo. Y me veo allí, de pie, en medio de mi cafetería habitual, con la señora Rosa agachada a mi espalda y los contertulios observando la escena (incluso la parejita de yonkies parece interesada), y de pronto, sin saber bien porqué, se me llenan los ojos de lágrimas. Lágrimas que con un parpadeo difumino de mis ojos...
La bondad de los extraños siempre me hace sentir así, nunca termino de acostumbrarme a ella. Me hace sentir especial...
-Ya está, guapa -oigo que dice la señora Rosa a mi espalda.
Me doy la vuelta y cojo su mano transparente entre las mías con delicadeza, le agradezco su gesto con los ojos (que es la parte más sincera de mí) y vuelvo a la barra a terminar mi café con rapidez. Hoy no me apetece quedarme más tiempo del necesario. Un minuto más para pagar y me despido con un breve Hasta luego, y una sonrisa resplandeciente y llena de gratitud para la señora Rosa, a la que ella corresponde con una parecida que hace que su cara se llene de mil arrugas más.
Han pasado más de 12 horas y aquí, en casa, me he quitado el abrigo y he buscado en el bajo... el imperdible es precioso. Precioso de verdad.
El ritual
Almagriss: -Buenos días, lo de siempre...
Matrimonio extraño: -Buenas...
Señor de la gorra: -Buenos días guapa.
Anciana de piel morena y apergaminada: -Buenos días hija.
Los demás ignoran mi saludo.
Llega mi café (cortito, con leche templada y sacarina), servido por el camarero sin nombre, de pelo negro y bigote blanco. Lo remuevo pensativa (pienso demasiado).
-Niña, la señora Rosa te llama -oigo a mi lado la voz del marido del matrimonio extraño.
Me giro hacia donde él me indica y veo a la anciana de pergamino llamarme por señas. Me acerco con mi sonrisa de los domingos pintada en la cara.
-Dígame, señora Rosa (ahora sé su nombre)
-Se te ha descosido el bajo del abrigo, déjame que te lo arregle -susurra con su voz acartonada. En su mano derecha, una mano huesuda, casi transparente y surcada por venas de color lila, veo un imperdible de color dorado.
Antes de poder responder la frase de rigor, algo así como no se preocupe, no importa, ella ya se ha agachado y me ha hecho darme la vuelta mientras trastea con el borde de mi abrigo. Y me veo allí, de pie, en medio de mi cafetería habitual, con la señora Rosa agachada a mi espalda y los contertulios observando la escena (incluso la parejita de yonkies parece interesada), y de pronto, sin saber bien porqué, se me llenan los ojos de lágrimas. Lágrimas que con un parpadeo difumino de mis ojos...
La bondad de los extraños siempre me hace sentir así, nunca termino de acostumbrarme a ella. Me hace sentir especial...
-Ya está, guapa -oigo que dice la señora Rosa a mi espalda.
Me doy la vuelta y cojo su mano transparente entre las mías con delicadeza, le agradezco su gesto con los ojos (que es la parte más sincera de mí) y vuelvo a la barra a terminar mi café con rapidez. Hoy no me apetece quedarme más tiempo del necesario. Un minuto más para pagar y me despido con un breve Hasta luego, y una sonrisa resplandeciente y llena de gratitud para la señora Rosa, a la que ella corresponde con una parecida que hace que su cara se llene de mil arrugas más.
Han pasado más de 12 horas y aquí, en casa, me he quitado el abrigo y he buscado en el bajo... el imperdible es precioso. Precioso de verdad.
Estas son las cosas que me hacen saber definitivamente que mi almagriss (perdón por la posesión jeje) es una chica tan especial como siempre he creido. Que se emociona por un detalle tan bonito como el de la señora Rosa, el bar será cutre pero tiene alma de Cheers. Eres un cielo, y aquí y en el bar lo saben :-)
ResponderEliminarUn besazo enorme!
Uff! la verdad es que el gesto no dejaría indiferente a nadie, yo también me hubiese emocionado, es con estas cosas cuando te das cuenta de que en verdad no somos tan invisibles como nos creemos. Pero sobretodo de que lo importante en esta vida son los pequeños detalles, esos imperdibles dorados que nos regala alguíen y que en verdad son todo un tesoro. Guardálo siempre, un abrazo guapisima!
ResponderEliminarQué bonito. Es un regalo que se crucen en nuestras vidas personas así, porque los tiempos que corren no son muy buenos ni gentiles. Qué suerte la tuya!
ResponderEliminarBsits
;-)
Cómo me gustan las historietas mínimas :)
ResponderEliminarPues claro que es precioso, te crees tu que la señora Rosa se iba a dignar a tirarse al suelo para arreglarte el abrigo de mala manera y hacerte una chapuza!!! Y porque le pillo desprevenida que sino se pone la buena señora a bordarte con cadeneta una sonrisa!
No lo pierdas!
Buen finde wapa! ;)
Esas cosas hacen que uno recobre la fe en los demás. Y mira que es difícil con la de empujones que recibe en el metro, la de ladridos en las tiendas... Bonito imperdible. Recuerdos a Doña Rosa.
ResponderEliminar¿Por qué la gente desayuna en una cafetería pudiendo desayunar en casa y, si no da tiempo, en el trabajo tranquilamente charlando?
Los ancianos esconden en su ser ,muchas historias que contar ,mucho cariño que dar y mucha soledad .
ResponderEliminarSolo con una sonrisa se le alegra el dia a muchos.
Un besito
Insthar
Que cierto es que cuando alguien nos para los pies.Me refiero a esos pies de las prisas, el trabajo, las responsabilidades,el correr de un lado a otro durante todo el dia....
ResponderEliminarEsos pies que casi todos llevamos.
Y entonces llega una ancianita, que habra vivido mil batallas y con un simple gesto de bondad y preocupacion desinteresada nos demuestra cual es el verdadero sentido de la vida.¿ Que como lo hace? Pues lo hace con magia blanca, como las hadas madrinas de los cuentos.y como el hada que transforma una calabaza en carroza, la señora Rosa transforma un simple imperdible en el mas valioso de los diamantes.
Y es que al final, eso es lo unico que importa.
Ya era hora...pero vale la pena esperarse a leerte. Emotiva historia, porque en este loco mundo donde miramos sin ver, la bondad de un extraño te hace sentir viva y no perder la esperanza...seguramente esa anciana ya te vendría observando hace tiempo e incluso haya captado tu soledad o tus problemas.
ResponderEliminarY es que la experiencia de la vida da sabiduría a la gente sensible, a la insensible, la vuelve más dura todavía.
Besos
Siempre o casi siempre, tenemos la mala constumbre de relatar lo feo, ridiculo, grosero de la gente que puebla nuestro alrrededor.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, donde estas personas casi anonimas que acompañan todos los días en el cáfe
tienen un gesto de bondad intentanto que su compañera del cafetito vaya perfecta a sus tareas diarias.
Por cierto cafeteria, bar, hay muchos tugurios que el suelo esta asquerosillo, pero parte de culpa es los clientes, por tirar colillas al suelo o servilletas y el camarero por no tener curiosete el bar.
Un beso.
Las personas mayores se criaron en otra época, en la que ayudar a los demás era algo habitual.
ResponderEliminarQué momento más enternecedor.
Gracias por compartirlo.
(Soy una desconocida, pero como bien dice la estampita lateral, sin comentarios los blogs mueren, así que me he tomado la libertad.)
Y al fin y al cabo estas son las cosas que quedan en el corazón y que engrandecen a las personas....
ResponderEliminarUn beso
Un bonito gesto. De como un desconocido puede llenarnos el corazon con un gesto tan de ir por casa :)
ResponderEliminarY de engreida nada, yo tambien soy completito, eso si bajito 1.64 pero con un pelin de cada :)
Besos y hasta pronto
hay pequeños cruces que se anclan en nuestro corazon, que bello alma griss!!!. erés preciosa!
ResponderEliminarMe alegro que la historia os haya gustado, tanto más porque es cierta. El imperdible lo he guardado a buen recaudo y lo he sustituido por otro bastante más común (¿acaso alguien pensaba que me iba a coser el bajo? jejeje) Supongo que todos hemos vivido alguna experiencia parecida, no le solemos dar importancia, pero la tiene...
ResponderEliminarGracias a todos, transeúntes de mi blog... amenazo con volver :)
Ah, Ramón, no desyuno en casa porque yo no cocino ;-)
El nombre lo define imperdible. Los ancianos siempre tiene alguna solución debajo de la manga. El aspecto exteorior no define el interior. Mira yo...calvo, pelao, con pinta de albañil, vamos..."soltero sin fronteras". Eso si el día que me entregaron mi primer y único premio de relato tuve que vestirme de "persona" por orden de mi madre. Vengo aquí, vía Insthar a la que has dejado algún comentario.
ResponderEliminarBesix
Calvarian
http://blog.iespana.es/calvarian
Jaja! Deberías probar a hacerte un buen zumo de naranja y unas tostadas en la sartén (nada de tostador)... mmmmmm... Se empieza el día con otro ánimo!!!! Claro que hay que sacrificar minutos de sueño... :-)
ResponderEliminarY sí, malas experiencias con RRHH... Me imagino que como el 99% de la gente... :-) Pero es que las tengo pelín recientes...
Precioso imperdible y precioso momento..
ResponderEliminarMe alegro mucho por tí.
Por cierto, ¿donde andas?
Ciaoooooooo
Hoy me han estristecido . Soy positiva por defecto ,pero hoy han generado en mi tristeza momentanea ,porque justamente me he encontrado en el camino ,a una persona oscura y rabiosa . Seria la opuesta a la dulce Rosa .Ya se sabe que tiene que haber de todo en este mundo. Cest la vie¡¡¡
ResponderEliminarUn besote ,jeje.
Insthar
Eres una jefa, cabrona. ;)
ResponderEliminarAhora creo que te toca el próximo día invitarle al café a la señora Rosa, hablar con ella y venir a contarlo. ¿Aceptas el reto?
A los ancianos solo con dedicarle nuestros oídos un buen rato los satisfacemos. Será porque todo el mundo se empeña en tratarlos como niños enfermos, digo yo.
Me alegra leer post como estos... En las semanas de más estrés, prisas, tráfico, ansiedad, velocidades varias, decepciones, ilusiones y blablabla... Parece que, en tu texto, el tiempo se ha parado, todo se ha serenado e incluso todo puede ser más sencillo y agradable de lo que pensamos.
ResponderEliminar¿Me prestas el imperdible? ;-)
No parece que tengas el alma gris cuando el gesto de la señora rosa te emociona hasta las lágrimas.
ResponderEliminar¿o es que tu alma va cambiando de color?